miércoles, 18 de marzo de 2015

Chapeau!!

¡Hola fans de Backestage!

Siempre que puedo paseo por el centro de Cannes un buen rato. Me entretengo mirando escaparates y sigo mi ruta hasta que casi colisiono con la azulada agua del mar. Es lo que más me gusta del mundo, la playa, la brisa marina que hace que el pelo baile y te despeja; la arena caliente y húmeda, contrastando en un mismo espacio. Los colores se mezclan y me invade una sensación de paz, tranquilidad y sosiego. Es, como si estuviera en casa. Puedo pasar horas muertas sentada frente al mar, leyendo, escribiendo, pensando, mirando al horizonte... Lo mejor son los días de fuerte sol, cuando se empieza a notar calorcito y se está fenomenal en manga corta. Hoy ha sido uno de esos días y he aprovechado al máximo su presencia. Pero, cuando el sol hace su aparición siempre echo de menos unos de mis complementos favoritos y que no se incluyen demasiado en los looks diarios, os hablo de los sombreros. 
Más sobre sombreros

El sombrero es un accesorio, nacido en la antigüedad. Lo utilizaban los egipcios y los griegos, entre otos Imperios Antiguos, para protegerse del sol. Desde entonces, los materiales, formas, tamaños y colores, han originado un sin fin de tipos de sombreros que, en épocas anteriores a la nuestra, predominaron casi por completo en los looks diarios de la sociedad. ¿Por qué no incluirlos de nuevo? Resulta ser un accesorio de lo más estiloso, añadiendo ese toque original cuando más lo necesitamos. Al no ser muy común su uso cotidiano, puede que nos sintamos un poco extrañ@s las primeras veces que lo usemos, pero el protagonismo de esta prenda es tan impactante que os enamoraréis de él. 

Una curiosidad, Coco Chanel comenzó su negocio fabricando sombreros que fascinaron a los diseñadores de las firmas más prestigiosas de París y los incluyeron en sus colecciones. Ella siempre insistió en que se especificara que, aunque el resto de las prendas era de una firma prestigiosa, el tocado o sombrero era su creación. Defensora de los derechos de la mujer y de la personalidad en el vestir, esta mujer cada vez me gusta más.
Fotograma de la película Coco  avant Chanel (2008)


Me considero una auténtica fan de este accesorio, me gusta la forma, lo versátiles que resultan y lo útiles que son. Dan un punto diferente y, a veces, esa nota sexy que tanto nos gusta (tanto a chicas como a chicos). Tengo gorros de lana, con pompón y sin pompón, boinas francesas de crochet y de fieltro, gorras decoradas y bordadas, y mi estilo preferido: el modelo fedora, un modelo masculino característico de los años los años 20, de ala corta y cinta alrededor, alarga los rasgos de la cara. Como con todo, lo primero es probarse el sombrero y verse desde todas las perspectivas.  

Hace tiempo que me he enamorado de un sombrero de ala ancha en color o negro o marrón, pero no hay manera de encontrar el adecuado. ¡Es tan difícil encontrar el sombrero perfecto! A la hora de ir a buscarlo, tenemos que tener en cuenta la forma de nuestra cara, ya que no queremos que este complemento nos arruine el look, buscamos que nos favorezca, y, cuanto más, mejor. 

No sé vosotr@s, pero yo caigo rendida cuando veo un look con este toque tan personal. Os dejo una lista de algunos de los modelos de sombreros más carismáticos. 



La lista no está completa, por supuesto hay miles de versiones de un mismo modelo, la imaginación juega un papel importante al igual que el color. Falta mencionar los gorros calentitos para el invierno, suaves y de lana; las múltiples variedades de gorras, como la gorra de béisbol, que se ajustas por completo; o la gorra trucker (camionero en inglés), que es más rígida y la tela de la parte trasera es de rejilla; el Rastacap, para recoger las rastas; el sombrero cordobés, la gorra de plato, típica de los uniformes militares; la gorra de Sherlock Holmes, modelo Deerstalker; la pamela; el birrete... Y muchísimos más modelos, cada cual más original y apropiado. 


Si queréis saber mucho más sobre sombreros no dudéis en seguir el link. Espero haber despertado el gusto por estos accesorios que tanto me gustan. Ahora a ponerlo en práctica, ¡haced moda! Hasta el próximo. 



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